"Por eso las últimas ocho palabras lo cambiaron todo..."

Es una sensación extraña. Es como tener ganas de creer, y no poder. Yo tengo ganas de creer que puedo superar todos los obstáculos que se me presentan cada día, unos más que otros, tengo ganas de poder creerme capaz de conseguir mis objetivos, de superar el pasado, de hacer que mis errores me enseñen algo y mejorar un poco más cada día. Pero me veo incapaz. Puede que sea porque aún no he encontrado mi lugar aquí...Mejor dicho, en ninguna parte. No consigo sentirme como en casa en ningún lugar, siempre falta algo, a veces sobra alguna otra cosa. Pero nunca es "mi lugar", nunca me siento a gusto. Estoy cansada de tener que estar siempre alerta, a la defensiva, esperando, quién sabe el qué, quizás a ser capaz de creer. Sé que ahí fuera debe haber algún sitio para mí, en el que encaje. En el que haya gente que siempre estará ahí, de verdad. Que no cambien de opinión de un día para otro, que te demuestren que siempre van a estar a tu lado. Que te comprendan, que te mejoren tus días plof, y que hagan aún más increíbles los buenos. Y a quien tú puedas hacer feliz, también.
Supongo que en algún momento encontraré ese lugar en el que encajar, y en el que poder ser auténticamente yo.  Será tarde o temprano. Pero espero que sea lo más pronto posible.




"Por eso las últimas ocho palabras lo cambiaron todo: 
-Nunca le había contado esto a nadie, nunca. "